Estambul tiene muchas caras y todas ellas bastante distintas. El barrio de Balat, tradicionalmente habitados por judíos, se está reconvirtiendo en un barrio ‘hipster’ en el que las tiendas alternativas, las cafeterías modernas y la restauración de las casas de madera otomanas están en auge.
En nuestro primer contacto con la ciudad -en 2016- nos centramos en los barrios más turísticos (Sultanhament, Eyüp o Üsküdar) en los que además se concentran los monumentos y paisajes más destacados. En nuestra segunda visita a la antigua Constantinopla fuimos a conocer Balat, el tradicional barrio judío que en los últimos años está sufriendo una transformación debido a un ambicioso proyecto puesto en marcha por la Unesco para frenar su decadencia. El resultado, por ahora, es un barrio de contrastes en el que las cafeterías ‘hipster’, las galerías de arte y las casitas de colores se entremezclan con viviendas decadentes, sinagogas y callejones que recuerdan su espíritu judío.
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Qué hacer en Balat
Suena a tópico, pero te aseguro que perderte por sus calles empedradas es lo mejor que puedes hacer en este barrio. Puedes tomar como referencia la calle Vodina, que es la arteria principal, y recorrerla de arriba a abajo para sorprenderte con sus contrastes. Encontrarás la tienda más destartalada que te puedas imaginar justo al lado de la cafetería ‘cuqui’ de turno. La verdad es que a ratos, y salvando las distancias, nos daba la sensación de estar paseando por el mismísimo barrio de Malasaña en Madrid, pero de pronto alzabas la vista y esas casitas bajas de madera tan características te devolvían a la realidad turca.
En esta misma calle es probable que encuentres un bajo repleto de locales que llamara tu atención. Es la casa de subastas Fener Antik Mezat. Pero no te imagines nada lujoso parecido a Christie’s, sino una reunión de vecinos que pujan por objetos de lo más variopinto. María, que es muy curiosa ella, no se pudo resistir a echar unas fotos para el recuerdo.
Al final de la calle está la Sinagoga Ahrida, una de las más antiguas de Estambul. Fue construida por los judíos que emigraron desde la ciudad de Ohrid (Macedonia), hace más de 500 años. Aunque la comunidad judía ha descendido notoriamente, aún sigue funcionando. Esta es una de las cosas que más nos gustan de Estambul: puedes encontrar una iglesia, una mezquita y una sinagoga en el mismo barrio. Diversidad y convivencia se dan la mano.
Si te gustan las tiendas artesanales y de objetos antiguos este barrio es tu perdición, porque verás una a cada paso. Por ejemplo, en Maison Balat encontrarás la combinación entre tienda de muebles antigua y cafetería.
Muy cerca de la calle Vodina encontrarás un rinconcito precioso que llamó nuestra atención y en el que se encuentra la cafetería İncir Ağacı Kahvesi. Está situada en una de las muchas calles inclinadas que atraviesan Balat, y en esta en concreto hay una hilera de escaleras para hacer más llevadera –o no- la subida. El local tiene mesas tanto dentro como fuera para tomarte algo en un ambiente relajado.
La calle más fotografiada de Balat
No sé si es el lugar más fotogénico, pero sin duda sí el más fotografiado. Las casitas de madera de colores de la calle Merdivenli Ykş son la ‘atracción’ por excelencia del barrio. Son un conjunto de casas otomanas pintadas en diferentes colores, de tonos pastel, situadas en una calle de adoquines empinadísima, con escaleras a los lados para los peatones. Hasta allí nos acercamos dando un paseo, con la ayuda de Google Maps, todo sea dicho.
El lugar es bonito, sí, pero afortunadamente callejones cautivadores hay muchísimos en Estambul. No te acerques a Balat solo para contemplar esta postal, porque un paseo por este barrio merece mucho la pena.
Dejando claro que Balat nos gustó mucho, la realidad es que la visita nos generó una sensación contradictoria. Por un lado es satisfactorio comprobar que es un barrio en auge, en el que todavía ves a personas mayores tomando un té o charlando en la calle, pero por otro es como si uno de los barrios más tradicionales y auténticos de Estambul estuviera perdiendo su verdadera esencia con el auge de negocios foráneos que contribuyen a su vez a la gentrificación. Pero lo mejor es que te generes tu propia opinión visitando este lugar que seguramente no te deje indiferente.
Cómo llegar a Balat
Balat se encuentra en el centro de Estambul, apenas a 30 minutos caminando desde la Mezquita Azul. Pese a su situación céntrica el turismo de masas todavía no ha llegado a este barrio, aunque estamos seguras de que no tardará mucho en convertirse en un ‘imprescindible’ para los viajeros. Se puede llegar en transporte público. Puedes coger el tranvía y bajar en la parada Edirnekapi (Línea T-4) que te deja a poco más de un kilómetro. En bus, el 35D para en la estación Balat Perón, dentro del propio barrio.
Una alternativa a Merdivenli Ykş
Una buena opción es visitarlo antes o después de Salvador El Chora (Chora Museum) porque está cerca. Esta iglesia bizantina conserva algunos de los mosaicos y frescos más impresionantes que hemos visto nunca. En nuestro camino hacia la iglesia nos topamos con una calle de llamativas casas de colores que llamó nuestra atención. Y no solo por su belleza, también porque, como de costumbre, encontramos a una pareja de tortolitos haciéndose fotografías para un reportaje de boda. En concreto la calle se llama Kariye Bostani y nos gustó más que la que del centro de Balat que comento arriba. Para gustos los colores, nunca mejor dicho.
También se puede combinar la visita con los barrios colindantes de Fatih y Fener. Nosotras nos dimos una pequeña vuelta por éste último y nos llevamos para siempre en nuestra retina imágenes como estas.