Brujas es la ciudad más visitada de Bélgica. Los turistas la escogen por delante de la capital, Bruselas, o de otras joyas arquitectónicas y patrimoniales como Gante o Amberes. Su casco histórico es Patrimonio de la Humanidad, y por sus canales se ganó el apelativo de la ‘Venecia del norte’. Pasear por sus calles es retroceder en el tiempo; no en vano es una de las ciudades medievales mejor conservadas del Viejo Continente, y solo la masificación turística puede empañar una visita a esta joya belga.
En el puente de diciembre de 2017 escogimos Bélgica para pasar unos días. Era nuestra primera vez en el país y por supuesto, Brujas tenía que estar en el itinerario de viaje. Dedicamos un día para recorrerla y, aunque es tiempo suficiente para disfrutar de los puntos más turísticos de la ciudad, confieso que me hubiera gustado pasar una noche para pasear por sus calles a oscuras o iluminadas por la tenue luz de las farolas. Seguro que las hubiera encontrado más vacías y solitarias que durante el día, y eso debe ser un lujazo. Pero si, como nosotras, por falta de tiempo solo puedes pasar una jornada, aquí te dejamos el itinerario de qué ver en un día en Brujas.
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¿Cómo llegar a Brujas en tren?
Bélgica tiene una de las redes ferroviarias que mejor funcionan en toda Europa (aunque barata no es, todo sea dicho). En un país tan manejable, la entrada aérea se hace casi siempre por Bruselas y, una vez allí, te diriges a la ciudad de destino.
Brujas se ubica a 90 kilómetros de Bruselas. En cualquiera de las estaciones de la capital belga (Bruxelles-Midi; Bruxelles-Nord o Bruxelles-Central) puedes coger un tren en dirección a Ostende que en apenas una hora te dejará en Brujas. El precio suele rondar los 15 euros por trayecto (30 euros ida y vuelta). Si algo me gustó del servicio ferroviario es que en las estaciones tienen trabajadores informando a los turistas sobre precios y horarios. Si eres de los que prefieres llevar los billetes ya comprados puedes hacerlo a través de la página oficial de trenes.
La frecuencia de trenes es bastante alta. Cada media hora sale un tren desde Bruselas a Brujas, entre las 06:00 y las 23.00 horas.
Consejo Cooltureta: En fin de semana los trayectos ida y vuelta tienen un 50% de descuento. Es el ‘weekend pass’, que empieza a funcionar desde el viernes a las 19.00 horas. En nuestro caso no pudimos utilizarlo porque no nos venía bien en el planning que llevábamos, pero si tenéis planeado hacer alguna excursión de ida y vuelta es muy recomendable escoger el fin de semana para ahorrarse unos eurillos.
Qué ver en un día en Brujas
Minnewater o Lago del Amor
Cuando sales de la estación solo tienes que caminar 300 metros para llegar hasta este parque con aire romántico donde te empiezas a dar cuenta de que sí, que Brujas parece sacada de un cuento. Si el sol acompaña, este lago, con cisnes incluidos, es un lugar precioso para caminar y relajarse. A nosotras nos hizo mucho frío pero el sol estaba fuera y el lugar lucía espectacular.
En este lago se ubicaba el antiguo puerto de Brujas, pero en el siglo XVI dejó de funcionar como tal porque los sedimentos acumulados no permitían su navegación. Como curiosidad, Minnewater es una palabra neerlandesa de cuya traducción tiene varias interpretaciones. ‘Minne’ significa tanto ‘amor’ como ‘común’ y ‘water’ significa ‘agua’. Los más románticos traducen este lugar como el ‘Lago del amor’ y los más pragmáticos como ‘Aguas comunes’, ya que cuando funcionaba como puerto éste era un lugar muy vinculado a todos los vecinos.
Beaterio de Brujas
Prácticamente al lado del Lago del Amor se encuentra la entrada al Beaterio, un lugar que invita al silencio y la tranquilidad. No obstante, desde 1930 está ocupado por monjas benedictinas y es un centro de retiro. Personalmente, es el lugar que más me atrapó, quizá porque es un remanso de paz en una ciudad tan turística como es Brujas.
El Beaterio fue fundado en 1245 para acoger a las beguinas. Eran mujeres que habían enviudado o se habían quedado sin familia como consecuencia de las guerras de mediados del siglo XII. En esa época se creó esta congregación laica en el que las mujeres vivían aisladas, de forma austera en este entorno, ejerciendo importantes beneficios para la sociedad. Sí, la sororidad ya existía en la Edad Media.
Iglesia de Nuestra Señora
Un imprescindible de la ciudad, aunque solo sea para contemplar la Virgen de Brujas de Miguel Ángel. Se trata de la única obra del genio italiano que salió de Italia cuando éste aún vivía. La escultura ha sobrevivido a varios saqueos, primero por parte de Napoleón y después a manos de Hitler. Fue una de las muchas obras recuperadas por los Monument’s Mens. Si os gusta la historia y el arte, os recomiendo la película –del mismo título- en el que se cuenta el trabajo realizado por el ejército americano para recuperar parte del arte robado en Europa durante la Segunda Guerra Mundial.
Pero volvamos a la Iglesia de Nuestra Señora. Además de una hermosa escultura de Miguel Ángel, este templo de estilo gótico y decoración barroca esconde también el corazón de Felipe El Hermoso. La historia es curiosa: su cuerpo está enterrado en la Capilla Real de Granada junto a su esposa Juana La Loca. Pero su corazón reposa en la principal iglesia de Brujas, junto a la tumba de su madre, María de Borgoña. Justo después de morir, sus ayudantes le extrajeron el corazón con el visto bueno de su hermana, Margarita de Austria, y lo llevaron hasta Brujas. Una especie de guiño del destino. El cuerpo de Felipe El Hermoso está junto a Juana La Loca, pero su corazón ni lo estuvo en vida ni tampoco tras su muerte.
La entrada a esta iglesia nos costó 4 euros.
Grote Markt (Plaza Mayor)
Llegamos al centro neurálgico de la ciudad: Grote Markt, una plaza declarada Patrimonio de la Humanidad en el que se mezclan edificios del siglo XVI y XVII que funcionan como restaurantes y cafés, en su parte norte, mientras que al oeste destacan construcciones del siglo XV.
En esta plaza se encuentran algunos de los puntos más fotografiados: las antiguas casas gremiales medievales, con sus fachadas de colores, o la imponente torre Belfort de 83 metros de altura. Este torreón gótico data del siglo XIII. Se erigió para vigilar y prevenir incendios, y se acabó convirtiendo en uno de los símbolos de la ciudad. Actualmente alberga un museo en su interior en el que se exhibe la historia de la torre.
En la Grote Markt también encontrarás curiosos museos como el dedicado a Salvador Dalí o el Museo de Historia de Brujas con personajes ficticios que junto con audios y guías hacen un repaso por Brujas medieval.
Sin duda el corazón de Brujas, el lugar con más ambiente de la ciudad. Y, por supuesto, también con más turistas por metro cuadrado.
Burg Square
A dos minutos caminando de la Plaza Mayor se encuentra otra plaza, la Burg Square, de dimensiones más pequeñas, pero con muchísimo que ofrecer en cuanto a arquitectura se refiere. En la Burg Square encontramos el Ayuntamiento de Brujas (de estilo gótico), la Basílica de la Santa Sangre (de estilo románico) o el Palacio de Justicia (de estilo neoclásico). Son algunos de los edificios que se levantan sobre la Burg Square y que nos permiten hacer un recorrido por la variedad de estilos arquitectónicos que predominan en Bélgica.
En este punto hago una mención especial para la Basílica de la Santa Sangre, que se encuentra en esta plaza. Es quizás el edificio que más me gustó en Brujas. Por fuera es espectacular y el ambiente que se respira dentro no deja indiferente. Debido a que su interior alberga unas gotas de la sangre de Cristo, es un lugar frecuentado por creyentes que se acercan hasta este templo para contemplar la reliquia. Sin duda le confiere un punto de misticismo. Seas creyente o no, es una experiencia a tener en cuenta. La entrada nos costó 2 euros pero tienen descuentos para estudiantes y los menores de 13 años entran gratis.
En esta plaza encontramos también el Ayuntamiento más antiguo de Bélgica. Nosotras solo lo disfrutamos por fuera (por falta de tiempo), pero hemos visto fotos de la Sala Gótica interior y seguro merece la pena echar un vistazo en su interior. El precio de la entrada es de 4 euros.
Rozenhoedkaai
No me hagáis pronunciarlo. Seguro que con ver la foto ya sabéis que os hablo del Muelle de Rosario (benditas traducciones). A tres minutos a pie de la Burg Square nos plantamos en la más típica fotografía de los canales de Brujas, un lugar perfecto para concluir el itinerario de un día por la ciudad. Hazte hueco entre los turistas y saca tu propia postal de Brujas. Desde este punto podrás contemplar la Torre Belfort, edificios medievales y casas con fachadas clásicas que se reflejan en el agua. Todo muy idílico.
Desde aquí, y dando un paseo tranquilo, nos fuimos a la estación de trenes. Podíamos haber alargado un poco más la estancia en Brujas pero nuestro propósito era hacer una breve parada en Gante para ver el mercadillo navideño capitaneado por su emblemática noria.
¿Tienes más tiempo en Brujas?
En nuestra opinión, estos son los lugares imprescindibles en la ciudad belga si solo dispones de una jornada. Si logras hacer este itinerario y te sobra tiempo, o dispones de más días, aún queda mucha Brujas por descubrir. Si eres de museos, puedes visitar una amplia colección de pintura flamenca y belga que abarca desde el siglo XIV hasta el XX en el Museo Groenige. También puedes acercarte al Frietmusem que, como su nombre indica, está dedicado a la patata frita. Un ‘invento’ del que los belgas se sienten muy orgullosos.
Por supuesto, otra de las actividades es dar un paseo en barco por los canales de Brujas. Como era diciembre y hacía un frío considerable nosotras lo descartamos, pero vimos bastantes valientes surcando las aguas. Hay distintas compañías que ofertan tours que duran una media hora aproximadamente. El precio es de 7,60 euros que, para lo visto en otras ciudades, se me antoja un precio moderado. Si lo prefieres, puedes dar un paseo en carruaje. Por lo que vimos en varios carteles los precios rondan los 50 euros por calesa. Un capricho para los más románticos.
¿Dónde comer?
En nuestra jornada en Brujas dejamos de lado la comida típica belga, compuesta por moules-frites (mejillones con patatas fritas) o carnes pesadas. Optamos por un italiano porque es difícil que fallen. Comimos en La Trattoria. Pizzas artesanas, con ingredientes de calidad y a buen precio. Nos gustó.