Si ya has visitado Sintra, la excursión más conocida desde Lisboa, te proponemos que visites la pequeña localidad de Óbidos. A poco más de una hora de la capital lusa, este pueblecito medieval lleno de colores tiene un encanto especial que sólo podrás descubrir si recorres sus callejones.
Óbidos: cómo llegar
Para llegar a Óbidos si vas en coche, sólo tendrás que coger la autopista A-8 hacia Torres Vedras durante 100 kilómetros. Un poco antes de Caldas de Rainha encontrarás la salida hacia Óbidos. También se puede ir en autobús con la compañía Rodotejo. Al ser un pueblo medieval, no está permitido el tráfico en el centro, por lo que tendrás que aparcar en las afueras. Junto al acueducto hay un parking y una zona habilitada para dejar el coche gratis.
Óbidos: qué ver
Como hemos dicho, lo mejor que puedes hacer es pasear por las calles de esta localidad y descubrir sus casas pintadas de distintos colores. Te adentrarás en Óbidos por la Porta de la Vila, una preciosa entrada decorada con los azulejos típicos, hasta la Rua Direita.
Es la calle principal, donde puedes encontrar un montón de tiendas de recuerdos y de artesanía. Entre trapos de colores y cerámica artesanal es el paraíso para decorar la cocina! Además, hay un par de iglesias pequeñitas y hay una librería gigante con libros en portugués y más idiomas y unas bolsas de tela de escritores portugueses geniales.
Al final de la calle está el castillo, y a la izquierda un sendero por el que se puede recorrer todo el perímetro de la muralla. Las vistas de los tejados desde este punto son increíbles.
Óbidos es conocido como el pueblo del chocolate, y se nota nada más pasar la muralla: muchos de sus habitantes fabrican dulces en sus casas y el aroma sale por las ventanas. Es tanta la pasión chocolatera que la ciudad celebra un festival de esta especialidad cada año que tiene que ser una auténtica perdición. Nosotros nos alojamos en una casa tradicional donde el dueño acababa de hacer unos dulces típicos… ¡Ni que decir tiene cómo nos pusimos en el desayuno! No perdáis la oportunidad de probarlos.
La otra gran especialidad de Óbidos es la ginjinha, un licor de guindas muy dulce que está buenísimo. La calle principal del pueblo se llena de puestecitos en los que puedes tomar un chupito en una taza de chocolate, claro.
Óbidos: dónde comer
Si quieres comer, el dueño de la casa donde nos alojamos nos recomendó tasca Torta y el restaurante Alcaide, ambas en la Rua Direita. Nosotros cenamos en la segunda, un pequeñito local con comida tradicional portuguesa y precio asequible.
La visita a Óbidos se puede hacer en medio día y, si vas en ruta hacia el norte, un complemento perfecto es terminar el día en Alcobaça, otra localidad pequeñita que se encuentra a 40 kilómetros al norte de Óbidos. de la que hablaremos en otro post.