Cuando una piensa en La Mancha se le vienen a la mente las extensas llanuras, los mares de tierra en los que suele sobresalir algún molino. Pero esta Comunidad Autónoma ofrece mucho más. Alejada de la llanura manchega y emplazada en lo más profundo de la garganta que forma el río Mundo sobresale Ayna.
Si hay un lugar que me gusta visitar especialmente en otoño es este pueblo enclavado en el corazón de la sierra del Segura, en Albacete. Está rodeado por la naturaleza y en sus calles da la sensación de que el tiempo se detuvo. Si no lo has visitado, no sé a qué estás esperando. Para ir abriendo boca puedes revisionar ‘Amanece que no es poco‘, la película que que José Luis Cuerda rodó en este pueblo en 1989. Todo un orgullo para sus vecinos. Con permiso de la manchega de este blog, hoy os hablo de Ayna.
¿Qué hacer en Ayna?
Admito que mi primera visita a Ayna estuvo motivada por el eslogan que acompaña a este pueblo: la Suiza manchega. Se le conoce así por su escarpada topografía, ya que está situado a las faldas del monte San Urbán y sobre la garganta del río Mundo. Si eres un amante de la naturaleza este pueblo te fascinará por sus paisajes, sus miradores y sus diferentes rutas de senderismo adaptadas a todos los públicos.
El pueblo es perfectamente visitable en un día -incluso en medio- pero las rutas de senderismo y sus posibilidades para desconectar lo convierten en un lugar perfecto para un fin de semana . Ayna también puede ser punto de partida de una ruta por los preciosos pueblos de la sierra de Albacete: Liétor, Letur, Elche de la Sierra, etc.
Amanece que no es poco
La película dirigida por José Luis Cuerda es un clásico del cine español surrealista que tiene muchos de sus emplazamientos en Ayna. Con motivo del 20 aniversario del estreno de la cinta, en 2009 la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha puso en marcha una ruta para dar a conocer los escenarios y localizaciones reales de la película ‘Amanece que no es poco’. Se incluyen también los pueblos manchegos de Liétor y Los Molinicos así como la propia ciudad de Albacete. Pero es Ayna la que se lleva la palma con más de 14 escenarios diferentes que se utilizaron en el film.
Si te alojas en el mismo pueblo o visitas la Oficina de Turismo te darán todo tipo de información al respecto para que no te pierdas ningún punto de la ruta. También puedes llevar un folleto descargado desde casa o en el móvil.
El primer punto ‘obligado’ de esta ruta está en la curva de entrada al pueblo. Allí hay un sidecar como homenaje a la película que se ha convertido en la foto típica de Ayna. Ya dentro del pueblo se encuentran el resto de localizaciones que podrás descubrir mientras das un agradable paseo.
Ermita de Nuestra Señora de los Remedios
Se dice que en sus orígenes fue una sinagoga judía que después se reconvirtió en iglesia tras la reconquista en el siglo XIII. Hasta 1956 fue la iglesia parroquial del pueblo. Está situada en plena calle Mayor, junto a la Oficina de Turismo. Por fuera tiene la apariencia de una casa normal pero en la puerta de entrada se puede aprecia un arco de medio punto con grandes dovelas y en el interior la nave está cubierta por un techo de madera de pino de estilo mudéjar. Actualmente se usa como sala de exposiciones.
Casa-Museo Etnológico (Oficina de Turismo)
Al lado de la ermita de Nuestra Señora de los Remedios se sitúa esta casa-museo que en sus tres plantas y sótano reproduce una vivienda típica manchega. Sirve como sede de la Oficina de Turismo y mientras pides información puedes contemplar utensilios de oficios antiguos, una cuadra y un dormitorio antiguo.
Iglesia parroquial Santa María de lo Alto
Es un edificio sencillo y austero. El templo se construyó en 1953 sobre los restos del Castillo de la Yedra y la antigua ermita de la patrona.
Mirador del Diablo
Si por algo destaca Ayna es por su enclave natural escarpado. Para contemplarlo en todo su esplendor el Mirador del Diablo es una de las mejores opciones. También llamado estrecho del Gargantón, está situado a 1,5 kilómetros del pueblo tomando la carretera CM-3203 que circula entre Ayna y Albacete.
Desde este enclave comienza la película ‘Amanece que no es poco’. Y no es de extrañar porque la panorámica es digna de admirar, especialmente si eres de los que busca sitios mágicos para contemplar atardeceres.
Pinturas rupestres en la Cueva del Niño
La Cueva del Niño está ubicada en el Barranco del Infierno, a 700 metros de altura sobre el nivel del mar. Su acceso no es fácil por lo que la visita se tiene que hacer obligatoriamente con un guía. Partiendo desde Ayna, son 16 kilómetros en coche por carretera, 2 kilómetros por pista forestal y 45 minutos andando por sendero de montaña.
Una vez superados los obstáculos podremos contemplar la caverna, de unos 60 metros de profundidad, y las pinturas de arte Paleolítico que las han hecho famosas. Estas pinturas pertenecen a la época del Paleolítico Superior, lo que demuestra que la zona ha estado habitada por lo menos desde hace 15.000 años a.C. ¡Impresionante!
La reserva de la excursión debe hacerse con varios días de antelación llamando a la Oficina de Turismo.
Rincón de la Toba
Es una zona de recreo a la que ase accede por un paseo arbolado y en el que se sitúa el manantial de la Toba. En el lugar hay un parque infantil rodeado de montañas y pequeñas cascadas cuyo agua se utiliza para el consumo del pueblo y el riego de las huertas. Aquí se encuentran las piscinas municipales por lo que es una opción recomendable especialmente en verano aunque si eres más de río en Ayna encontrarás varios lugares donde darte un refrescante chapuzón.
Callejear
Perderte por las empedradas calles de Ayna es imprescindible para saborear la esencia del pueblo. Mientras caminas te toparás con miradores como el de ‘Los Mayos’ o el balcón de ‘Los Picarzos’ que ofrecen una buena panorámica de la montaña que rodea el pueblo.
¿Dónde alojarse?
Las opciones para dormir dentro del pueblo son básicamente dos. Aunque como podéis imaginar la zona de la Sierra de Albacete tiene bastantes alojamientos rurales. El único que os puedo recomendar es el Hostal Miralmundo ya que todas las veces que he pernoctado en Ayna ha sido el lugar escogido. ¿La razón? Habitaciones cómodas, desayunos con vistas y precios más que razonables.
¿Dónde comer?
El pueblo de Ayna cuenta con tres bares/restaurantes en los que disfrutar de la gastronomía manchega. En El Goterón nos hemos dado algún que otro homenaje. Es un restaurante sencillo, sin lujos. Si es verano puedes comer/cenar fuera y si hace frío te encienden la estufa como si estuvieras en casa.