¿Qué sabes de Bruselas? Si no has ido nunca, probablemente no conozcas más allá de que es el hogar de muchas instituciones europeas, que tiene una fuente de un niño que orina y un átomo de hierro. Al menos, era lo que sabía yo cuando compramos los billetes para pasar allí el puente de diciembre de 2017. Sin embargo, merece la pena darle una oportunidad a la capital belga y que no sea sólo el punto donde aterrizar para ir a Brujas o Gante. Aquí te mostramos una guía de qué ver en Bruselas en un día y disfrutar de sus encantos. Como es un ruta casi circular, puedes empezar la visita por donde quieras.
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Mont des Arts
Como nos alojábamos en la zona de Porte de Namour, el Mont des Arts era nuestra puerta de entrada al centro histórico de Bruselas. El jardín central está rodeado de alguno de los principales museos de la ciudad, como el de Magritte, el de Bellas Artes o el de Instrumentos Musicales. Pero lo mejor son las vistas: desde este mirador se pueden ver la torre de la Grand Place y los tejados, que dejan una panorámica muy bonita.
Catedral
La catedral de Bruselas, o catedral de San Miguel y Santa Gudula, es un imponente edificio gótico. Del interior, bastante austero, destacan las dos esculturas de los santos, las vidrieras a lo largo de las naves y, sobre todo, un púlpito barroco que representa la expulsión de Adán y Eva del Paraíso. Por fuera, el protagonismo se lo llevan las dos impresionantes torres de más de 50 metros de altura. Es una visita recomendada, y además, entrar en el templo es gratis (y si vas en invierno, la calefacción se agradece).
Galería Saint Hubert
Saint Hubert cuenta con el honor de ser la primera galería comercial de Europa. Dividida en tres alas (del Rey, de la Reina y de los Príncipes), en ella puedes encontrar varios cafés, establecimientos de lujo y tiendas de las principales chocolaterías belgas. Es casi imposible no caer en la tentación… y nosotras no nos resistimos. Probamos las que están consideradas como mejores trufas de chocolate del mundo, de la tienda Neuhaus (no sabemos si son las mejores pero están muy muy buenas).
Jeanneke Pis
El Manneken Pis no es el único niño meón de Bruselas. Jeanneke Pis es la versión femenina del símbolo más famoso de Bruselas, aunque su historia es un poco más pragmática. Fue instalada por el dueño de uno de los comercios del callejón donde se ubica en el año 1987 para que los turistas se acercaran hasta el fondo de esta callejuela.
Un problema que no tienen en la actualidad los hosteleros de la zona, ya que en este callejón también se ubica el famoso café Delirium Tremens, que ostenta el récord Guinness por tener la mayor variedad de cervezas del mundo.
Por esta zona también encontraréis decenas de restaurantes donde probar los famosos ‘moules et frites’, mejillones y patatas fritas, tan típico de Bélgica.
Dato Cooltureta: Si quieres completar el trío de estatuas meonas de Bruselas, puedes acercarte a ver el Zinneke Pis, un perrito que hace lo mismo que sus ‘hermanos mayores’ junto a un bolardo. Está un poco retirado del centro, a menos de diez minutos andando desde la Grand Place, pero el paseo por el centro siempre merece la pena.
Grand Place
El Ayuntamiento, la Maison du Roi, La Casa de España, El Ciervo, El Cisne, La Paloma… Todos estos edificios y tiendas conforman la Grand Place, sin duda el punto más increíble de toda Bruselas. Nació como una zona comercial – de hecho, en flamenco se le sigue llamando Grote Markt, Gran Mercado- y tuvo que ser reconstruida tras un bombardeo por parte del ejército francés en 1695, a lo que ayudaron los diferentes gremios de la ciudad.
En esta plaza vivió Víctor Hugo, en la casa de La Paloma; y en el café de El Cisne se reunían se reunían Karl Marx y Friedrich Engels, autores de El Manifiesto Comunista. En la actualidad, la mayoría de los edificios acogen cafés y restaurantes, cada uno con su estilo arquitectónico, que le dan el encanto que posee esta plaza.
Además de tomarte algo en las diferentes tiendas, puedes visitar el Ayuntamiento por dentro. Cuando nosotras lo visitamos tenía instalado en el patio una luna gigante que hacía que aquello pareciera los jardines de la torre de Pisa.
Justo enfrente del Ayuntamiento se ubica el Museo de la Ciudad de Bruselas, que alberga una colección de más de 600 trajes del Manneken Pis. Cuesta 8 euros.
Y, si tienes suerte de visitarla en Navidad, podrás ver un espectáculo de luces y música cada media hora que ayuda a elevar el espíritu navideño.
Manneken Pis
A tres minutos de la Grand Place encontrarás, en un esquina, la famosísima fuente del Manneken Pis. Sorprende por lo pequeña que es y por la seguridad: tiene una verja y varias cámaras de seguridad para evitar que la réplica de estatua del siglo XVII sea robada o que sufra daños, como ya ha ocurrido. Incluso de noche tendrás que esperar para hacerle una foto, porque está rodeada siempre de turistas. Sinceramente, para nosotras fue un poco ni fu ni fa.
Si vas desde la Grand Place, puedes encontrar este grafiti de Tintín, otro de los símbolos de los belgas.
Iglesia de Notre Dame du Sablon
Un pequeño paseo nos acerca hasta el barrio de Sablon, uno de los más bonitos y elegantes de la capital belga. Aquí se ubica una iglesia gótica que merece la pena visitar, Notre Dame du Sablon, un perfecto ejemplo de su estilo arquitectónico -¿se nota que me encanta el gótico?-: bóvedas de crucería, arbotantes, vidrieras de más de 15 metros… Y una Virgen Robada. La historia cuenta que una pareja de Amberes tuvo una visión en la que se pedía que trasladasen esta imagen hasta la capital belga, y así lo hicieron. Ahora la Virgen se ubica sobre un barco, representación del que la llevó hasta Bruselas.
Place du Petit Sablon
Tras salir de la iglesia, a la izquierda encontrarás el jardín de Petit Sablon, una pequeña plaza cuya verja está coronada por 48 esculturas que representan a los gremios que estaban presentes en Bruselas. En los jardines encontrarás una fuente y estatuas de personajes importantes en la historia de Bélgica. Es el lugar perfecto para descansar un poco tras la caminata; eso sí, en los meses de calor.
Palacio de Justicia
Siguiendo por la calle de la Regencia encontramos el Palacio de Justicia. Es un imponente edificio que, aunque se encuentra en obras, no deja de ser impresionante. Además, se puede visitar el interior, aunque nosotras no pudimos hacerlo ya que estaba cerrado al ser sábado. Queda pendiente para revisitar Bruselas.
Justo al lado hay un mirador que ofrece otras espectaculares vistas de la ciudad. No sólo puedes ver la Grand Place, sino que podrás disfrutar de la iglesia del Sagrado Corazón e incluso del Atomium, que es mucho más grande de lo que parece en fotos.
Una vez que has terminado el ‘círculo’, es el momento de encaminarse al Atomium. Para ello, debes coger la línea 6 del metro -la azul- para ir hasta la parada de Heysel. Son unos 20 minutos.
Atomium
No estábamos seguras de visitarlo, ya que habíamos leído varios posts en los que se decía que no merecía la pena. Pero al estar enfrente del Atomium, esta mole de 102 metros de altura, las dudas quedaron totalmente despejadas. Es increíble, y si nosotras alucinamos, no puedo imaginarme lo que pensarían en 1958, cuando se construyó para la Exposición Universal de Bruselas. Merece la pena totalmente el paseo en metro.
Otra cosa diferente es si merece la pena pagar los 12 euros que cuesta la entrada dentro. Sólo se puede acceder a cuatro de los niveles andando, donde hay expuestos recuerdos de la Expo y, cuando nosotras la visitamos, una muestra de Magritte. Además, puedes subir hasta el último nivel en ascensor -después de un buen rato de cola-, que ofrece una panorámica de la zona.