Lanzarote es como pisar otro planeta. Uno árido, extremo y con intrincadas figuras, creadas gracias a la magia de la lava. La erupción que comenzó en 1730 y que terminó seis años después dejó media isla arrasada y unos paisajes imposibles de disfrutar en otro lugar de España. Las lenguas de lava también llegaron al mar, sobre todo en la parte sur de la isla, y construyeron playas insólitas, que forman pequeñas calas con aguas profundas y que llaman la atención por su color. Así, una de las mejores actividades es ir descubrir todas las playas de Lanzarote.
Si viajas a Lanzarote, es imprescindible alquilar un coche para recorrer la isla entera. Además, podrás ir de playa en playa y decidir cuál es tu favorita. Eso sí, recuerda que las aguas del Atlántico están muy muy frías. A mí, que estoy acostumbrada a la temperatura del Mediterráneo, se me hizo difícil meter la cabeza… Aquí te traemos seis playas de Lanzarote para disfrutar de la isla.
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Playa de la Garita
Con un muelle al estilo Santa Mónica, La Garita está pegada al pequeño pueblo de Arrieta. La playa de esta localidad de pescadores es de arena volcánica, llena de rocas, pero con unas vistas increíbles. Además, puedes lanzarte desde el embarcadero hasta la playa, tal y como hacen los vecinos de la zona. Y si te entra hambre, puedes comer en alguno de los restaurantes del pueblo, donde mejor comí durante mi estancia en Lanzarote: pescados frescos, del día, y propios de la isla. Acompañados de mojo picón, por supuesto.
Playa de las Cucharas
Es la costa principal de Costa Teguise, una de las principales áreas turísticas de la isla, y la que más se parece a lo que entendemos por ‘playa’ en el Mediterráneo. Es muy familiar, ya que tiene una gran extensión de arena y aquí la corriente no es tan fuerte como en otros puntos de Lanzarote ni hay grandes zonas rocosas. Además, también es un punto importante para la práctica de windsurf, y la cercanía a restaurantes permite pasar un día de playa completo.
Playa del Jablillo
La pequeña bahía que forma la costa en este punto de Costa Teguise unida al rompeolas artificial han creado en la playa del Jablillo casi una piscina artificial sin apenas olas, por lo que es ideal para ir con niños. Además, es otro de los sitios ideales de Lanzarote para practicar ‘snorkel’, ya que las rocas del rompeolas esconden gran variedad de peces. La playa del Jablillo es también el punto de partida de muchas escuelas de buceo para los bautismos y excursiones, que realizan paseos dentro y fuera de la barrera.
Playa El Papagayo
Sin duda, fue mi playa favorita de la isla. Se encuentra en el extremo sur y para llegar hasta ella en coche hay que pagar tres euros (si vas caminando es gratis, pero hay varios kilómetros hasta la playa), ya que está dentro de un espacio natural, seguido de una pista de tierra empedrada y con importantes baches. Pero la cala merece el esfuerzo: tras descender por un tramo de escaleras descubres esta pequeña playa, de unos 100 metros, enclaustrada entre dos paredes de piedra volcánica que la protegen del fuerte viento que suele soplar en Lanzarote. Además, el agua cristalina y las rocas forman el enclave perfecto para hacer ‘snorkel’ y ver el fondo marino a pocos metros de distancia de la costa.
Para rematar el día, si quieres comer en El Papagayo, tienes dos chiringuitos con ambiente marinero y vistas a la playa. Eso sí, el precio es un poquito elevado.
Playa de la Cera
Se sitúa a la derecha (mirando al mar) de playa El Papagayo y las indicaciones son las mismas para llegar. Esta zona de costa es más abierta, y por tanto más expuesta al viento, pero tiene más espacio de arena y es menos rocosa. Se puede hacer una pequeña ruta de senderismo y llegar, andando hacia la derecha, hasta la playa del Pozo, en la que encontrarás muy poca gente. La única pega que le puedo poner es que desde esta playa se ven parte de los complejos de Playa Blanca, lo que le quita un poco de encanto.
Caleta de Famara
Famara es el perfecto ejemplo de la arquitectura natural de la isla: una playa larga, kilométrica, que termina súbitamente en una peña de más de 600 metros, como si fuera una gigantesca ola que se alza desde la arena. A pocos metros del agua, la playa forma unas pequeñas dunas que usamos para resguardarnos de la brisa y pasar la mañana de picnic.
La playa de Famara es famosa por ser el punto perfecto de la isla para practicar surf y kitesurf, ya que el viento sopla aquí constantemente. En Caleta de Famara hay decenas de escuelas para aprender alguno de estos deportes acuáticos; es más fácil ver por sus calles chicos con tablas de surf que con bicicletas.
Ese fuerte viento, unido a las corrientes que confluyen en esta zona, provocan que la playa tenga muchos días bandera amarilla o roja, pero aunque no se permita el baño la visita a Famara merece la pena sólo por dar un paseo.